En el medio del fango,
del horror y del dolor,
estaba para mí, el diamante más prístino y brillante.
Quiero sentir la humedad de tu lengua,
batallando dentro de mi boca.
Vos sos la revancha
de todos los hombres que no me amaron.
Sucia de dolor y de angustia,
regresé a tu encuentro
y tu cielo me vistió con un manto de estrellas.