Yo no sé por qué inventas personajes
que presumen de ser más que su autor.
Yo no sé por qué indagas, mi señor
más allá de tu amor y tu coraje.
Pues me gusta cómo eres, un sujeto
tan fundante que imperas en mi alma
y es gobierno que a súbditos ensalma
el que ejerces, virtud de tus decretos.
Sierva soy y te adoro, mas deseo
que te encojas en ti. Ciñe tu espada;
que te obedezco siempre pero sólo
sé amarte cuando a mi altura te veo
y palpita mi ardor bajo la falda.
(Mi señor: viva estoy, ya no me inmolo.)
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